
Un objetivo fundamental para nosotros en los procedimientos de cirugía plástica y estética es garantizar el máximo confort a nuestros pacientes. Nos centramos en lograr que el paciente tenga una buena experiencia de la cirugía, tanto antes, como durante y en el post operatorio inmediato.
Ya hemos hablado en muchas ocasiones acerca de las medidas que tomamos para brindar una buena experiencia al paciente.
¿Quieres saber más sobre el confort del paciente en los procedimientos de cirugía plástica y estética que llevamos a cabo?
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Hoy queremos profundizar en una cuestión que para muchos pacientes supone una preocupación y que, incluso, genera miedo y recelo. Nos estamos refiriendo al tipo de anestesia que empleamos en las intervenciones de cirugía plástica y estética.
A nuestros pacientes les explicamos que la anestesia que se emplea hoy en día en las intervenciones ha evolucionado mucho, y permite ofrecer unos altísimos niveles de seguridad, a la par que logran un mayor confort del paciente.
Vamos a hacer un repaso de los tipos de anestesia que utilizamos y qué indicaciones tiene cada una de ellas.
La anestesia en cirugía estética: un elemento de seguridad y confort para el paciente
Según el tipo de intervención indicamos si puede efectuarse bajo anestesia local o, es preciso el uso de anestesia general en sus diversas modalidades.
La mayor parte de las intervenciones más solicitadas en cirugía estética (aumento de pecho, rinoplastia, etc.) se realizan bajo anestesia general.
Durante la anestesia general el paciente no está consciente y ello garantiza que la intervención se va a efectuar sin que haya percepción ni del estrés ambiental ni, por supuesto, dolor alguno. Para ello se utiliza una combinación de fármacos que se administran al paciente por vía intravenosa.
El objetivo que se persigue es conseguir bloquear la sensación de dolor y que no pase a la esfera consciente. Al mismo tiempo se induce un estado de relajación muscular. Todo ello se monitoriza para tener un control constante de todos los parámetros vitales cardiacos y respiratorios. Igualmente, el grado de consciencia está controlado con un moderno sistema de monitorización.
Muchos pacientes expresan su miedo a la anestesia general. Posiblemente se debe a que en sus comienzos (finales del S XIX) los fármacos que se empleaban eran muy inseguros. Además no existían los modernos sistemas de respiradores y monitorización por lo que el nivel de seguridad era muy bajo. Si a ello añadimos que la anestesia era administrada por practicantes sin titulación médica, el cóctel era explosivo.
Como comentábamos antes, la anestesia es un procedimiento que hoy por hoy es muy seguro. Ha evolucionado mucho, y con ello hemos conseguido una mayor seguridad a la par que un mayor confort para el paciente.
Esta mayor seguridad de la anestesia se debe a una serie de factores.
Fármacos más seguros. La combinación de fármacos que hoy en día se utilizan en la anestesia, favorecen un mejor manejo de la dosis terapéutica, de tal forma que permiten una administración mucho más precisa y con unos niveles de toxicidad muy bajos.
Una de las creencias populares que ha dado mala prensa a la anestesia general, se refiere a las náuseas y vómitos postoperatorios de los que se dice “que es la forma de eliminar la anestesia”. No es así, la realidad es que algunos de los fármacos opioides usados en el control del dolor pueden producir esta sintomatología. Actualmente esto es mucho más raro que se produzca, dado que se emplean otras combinaciones farmacológicas menos tóxicas y, regularmente, en la medicación postoperatoria se administran antieméticos para paliar el efecto nauseoso.
Mayor cualificación de los profesionales. En la actualidad la anestesia es administrada por médicos especializados en anestesiología y reanimación formados en el sistema MIR durante 5 años, con un entrenamiento muy completo en todas las áreas, desde la anestesia en neurocirugía, cirugía cardiaca, trasplantes, cirugía infantil y neonatal, etc.
Altos niveles de control sobre los parámetros vitales y farmacológicos. Hoy en día los modernos aparatos de anestesia permiten un control minucioso de todos los parámetros vitales tanto cardiacos como respiratorios y del nivel de consciencia.
En el hospital MAZ de Zaragoza, donde operamos, disponemos de los mejores aparatos de última generación, muy superiores a los de otros hospitales y que no solo monitorizan las constantes vitales sino que ajustan la dosificación de los fármacos para que las dosis administradas sean exactamente las necesarias. Ello redunda en una recuperación post-anestésica más rápida y sin efectos secundarios como vómitos, aturdimiento, etc.
Tipos de anestesia en cirugía plástica y estética
Vamos a diferenciar entre tres tipos de anestesia: local, regional o general.
Anestesia local
La anestesia local consiste en la aplicación del fármaco directamente en la zona a intervenir, infiltrándolo por inyección para bloquear la conducción nerviosa y evitar así la sensación de dolor. En algunos casos es posible bloquear directamente el nervio sensitivo que inerva la zona a tratar. Por ejemplo, para dormir un dedo, se infiltra en la base del mismo.
Este tipo de anestesia la empleamos en algunas intervenciones muy concretas. Es la que solemos utilizar en otoplastias en adultos, blefaroplastias del párpado superior o liposucciones y lipofilling de pequeñas áreas. En algunos casos se realiza una sedación complementaria al uso de la anestesia local, especialmente en pacientes inquietos o ansiosos.
Anestesia regional
Este tipo de anestesia es similar a la anestesia local, pero abarca una zona mayor. Nosotros solemos emplearla como complemento a la anestesia general en determinadas cirugías, por ejemplo:
En cirugía mamaria, y cuando la paciente ya está dormida, el anestesiólogo, ayudado por un ecógrafo infiltra una combinación de lidocaína y levobupivacaína entre los músculos pectoral mayor y menor para bloquear la transmisión de impulsos dolorosos en las primeras 24 horas.
Con ello conseguimos reducir el dolor y las molestias musculares durante el postoperatorio inmediato. Este tipo de técnica se denomina bloqueo interpectoral y debe ser realizado siempre por un anestesista con experiencia en el manejo de esta técnica. En nuestro caso lo utilizamos siempre en el aumento mamario en el plano submuscular con excelentes resultados.
En abdominoplastias, aplicamos también un tipo de anestesia de bloqueo regional de larga duración en la musculatura de la pared abdominal para mitigar el dolor postoperatorio que es producido, sobre todo, por la sutura que realizamos en las vainas musculares para la corrección de la diástasis de rectos y retensado de la musculatura abdominal.
Anestesia general
Denominamos anestesia general a aquellos procedimientos en los que el paciente no está consciente durante la intervención.
En el caso de procedimientos cortos o poco invasivos, optamos por la anestesia por mascarilla laríngea que permite dar el alta al paciente después de un corto período de observación postoperatorio en la URPA (Unidad de Recuperación Post Anestésica), evitando así el ingreso hospitalario.
Es un tipo de anestesia que requiere el empleo de una menor cantidad de relajantes musculares y por tanto una recuperación postoperatoria más rápida. Esto facilita que el paciente pueda regresar a su domicilio tras una corta estancia en la URPA. Es la que empleamos en intervenciones de recambio de implantes, pseudoginecomastias por liposucción, etc.
Para procedimientos más complejos y de mayor duración, preferimos la anestesia general con ingreso hospitalario. En estos casos, la anestesia es intravenosa y el control de la vía aérea se hace con intubación lo que garantiza la correcta oxigenación de los tejidos al tiempo que el aislamiento de la vía respiratoria para evitar el paso al pulmón de secreciones o sangre. La utilizamos por ejemplo en la cirugía mamaria, abdominoplastias y rinoplastias. También la usamos en la cirugía infantil.
El alto nivel de seguridad y de confort postoperatorio que se obtiene con la anestesia general actual ha hecho que muchos procedimientos para los que antes se optaba por la anestesia local, pese a que hubiera importantes molestias (pinchazos, zonas no completamente anestesiadas, estrés ambiental,…), en la actualidad se opte por anestesias generales sin intubación y de recuperación rápida (los pacientes vuelven a su domicilio en pocas horas) que convierten la intervención en una experiencia completamente positiva.
Vigilancia y recuperación después de la anestesia
Tras la intervención, a los pacientes a los que se les ha administrado sedación, anestesia por mascarilla laríngea o anestesia general, se les somete a vigilancia en una unidad específica que se llama Unidad de Recuperación Post Anestésica (URPA).
En el hospital MAZ, esta unidad tiene una dotación muy superior a la habitual de muchas clínicas. Contamos en ella con un anestesista reanimador, una enfermera y un auxiliar de enfermería que se encargan de controlar la buena evolución del paciente en el periodo postoperatorio inmediato.
En el caso de los pacientes de cirugía con ingreso hospitalario, antes de pasar a planta deben de satisfacer los requerimientos establecidos en la URPA para poder pasar a su habitación. Lógicamente la primera hora tras la anestesia requiere de una mayor vigilancia de la que se puede proporcionar en una planta de hospitalización y por ello todos los pacientes se atienen a estos procedimientos que nos dan un nivel de seguridad elevadísimo.
Para los pacientes de cirugía ambulatoria tenemos un protocolo de obligado cumplimiento durante el postoperatorio inmediato en la URPA y sólo pueden abandonar el hospital una vez se verifica que cumplen con los parámetros establecidos. Además, deben tener un acompañante y se les facilita un teléfono de atención las 24h para cualquier incidencia.